sábado, 22 de noviembre de 2014

Eva López Cobo
EL PIRATA ACTOR

Javier fue al cine y para su sorpresa no había absolutamente nadie. El muchacho era bajito y delgado. Tenía el pelo corto y marrón. Llevaba puesta una camisa a cuadros azul que estaba a juego con sus gafas que hacían resaltar sus ojos verdes intensos y también llevaba unos pantalones vaqueros.

Fue a la sala número 8 y se sentó para ver una película de piratas en la tercera fila. En el momento que las luces se apagan, empieza la película. Cuando pasaron 35 minutos entró alguien a la sala de cine y fue directo a Javier. El pobre muchacho estaba muy asustado porque el pirata le estaba apuntando con su larga, plateada y afilada espada.


El pirata era alto y un poco feo. Su pelo era largo y cubría sus hombros. Sus ojos eran marrones pero muy grandes. En el labio inferior tenía una gran cicatriz reciente. Tenía unas ropas muy estropeadas y manchadas de barro. En su cabeza llevaba un sombrero pirata con una calavera y en su hombro derecho un gran loro parlante.

Estaban en silencio y el pirata dijo:

  • Buenas tardes, señor.
  • Ho-hola - dijo Javier tartamudeando.
  • ¿Qué opina sobre Belén Esteban? ¿Cree que hace mucho teatro? Para mí, sí. - dijo el pirata.
  • Mmm, bueno, no veo “Sálvame”.
  • ¡Qué pena! ¿Y de fútbol qué tal? - preguntó el pirata.
  • ¿Fútbol? De eso estupendamente. Pronto será la Champions.
  • Claro. ¿Y si... - empieza a decir el pirata.

En ese momento entra por la sala la policía y Javier empieza a gritar. Los 4 hombres del cuerpo de policía empezaros a luchar contra el pirata. Javier estaba petrificado, no sabía qué hacer, pero pensó que era mejor para la pelea. Se acercó a ellos y dijo:

  • ¡QUIETOS TODOS! ¡PARAD!

Al intervenir él, entró por la puerta un hombre con muchas cámaras detrás de él que parecía ser un... ¿director de cine? Todo el mundo se estuvo quieto al oír la voz del director gritando “corten”.

Javier no entendía nada. El pirata se acercó a él:

  • Muchacho, tranquilo, eres el actor por sorpresa de esta película, jajaja.

Javier suspiró aliviado y se prometió a sí mismo no ir más a un cine cuando no haya nadie por allí.

FIN