martes, 4 de marzo de 2014

Anabel Estévez
El mago inventa la máquina del tiempo”

Un día como otro cualquiera, estaba en mi sótano, donde practico mi magia y mis hechizos. Puse la televisión un ratito, y salió un programa de preguntas sin respuesta... De repente una de ellas me llamó mucho la atención, en ese mismo momento me entusiasmé mucho y empecé a fabricar una máquina del tiempo.
Busqué en todo tipo de libros y enciclopedias, pero no encontré nada, así que tuve que inventarme yo la manera de fabricarla.
Compré un reloj de arena, y al llegar a casa lo vacié. Más tarde puse un caldero mágico a hervir y eché en él todo tipo de perfumes. Cuando hirvió, eché una bolsa de polvos mágicos y varios relojes que primero fundí.
Esperé varios días a que la pócima se transformara en arena... Salió de un color precioso, de un color parecido al del espacio exterior, entonces vacié los polvos en el reloj de arena y lo cerré muy bien, más tarde, cogí un reloj y lo junté con el de arena...
Fue entonces cuando ajusté el reloj a la prehistoria y aparecí rodeado de animales y mucha vegetación. Me alegré bastante al ver que mi invento salió a la perfección, pero tardé poco en darme cuenta de que no era tan perfecto como esperaba... Y es que la máquina del tiempo estaba bien fabricada, pero tenía un defecto, y era que no podía volver a casa hasta que la arena del reloj pasara completamente al otro lado...