Natalia Valdivia
La sartén patosa
La sartén patosa era muy patosa, como
su nombre indica. Ella tenía un piercing en su mango y sus labios eran gordos, llenos
de tomate. Sus ojos eran como dos platos, con churretones de maquillaje por
todos sitios.
Le gustaba tanto freír chuletas que
los niños, al salir del colegio se las tenían que meter en los bolsillos para
que no se las quitaran.
Fue a participar en un campeonato. El
estadio estaba en Mediapanilla, justo al lado del aeropuerto.
Los participantes eran Rafa Nadal,
Joko, Falete y ella. Cuando estaban jugando, Falete tropezó y cayó encima de la
sartén. Se le rompió el mango y por lo tanto, ya no podía jugar bien.
Entonces llamó a su amigo (el bate de
beisbol) y estuvieron persiguiendo a Falete por todo el estadio; hasta que
Falete paró, después de adelgazar cinco kilos. Lo acorralaron en una esquina y
le estuvieron pegando hasta que se quedó como un fideo; aunque con algunos
moratones. Falete daba saltos de alegría porque había adelgazado mucho y se le
había quedado muy buen tipo.