miércoles, 30 de octubre de 2013

 
Almudena López
LA VENGANZA DEL PIRATA
Mi vecino Ángel salió el otro día al cine a ver una película tridimensional sobre piratas. Al llegar a la sala se sorprendió al no ver a nadie allí. Cogió la primera fila y se sentó. Al rato de empezar la película, el pirata saltó al patio de butacas. El pirata era calvo, los ojos los tenía pequeños, llevaba un parche en el ojo derecho, un loro en el hombre, una pata de palo y vestía con chaqueta de lunares y vaqueros. Se abalanzó sobre Ángel mientras mantenía un puñal en alto.

Ángel, que se había asustado ante esta situación, propuso hablar sobre la participación de Falete en Splash, famosos al agua.
-Perdona-dijo Ángel-¿Conoces el famoso programa de Splash?
-Oh, por supuesto-dijo el pirata con una voz ronca-¿por qué me lo preguntas, grumete?
-No, nada, simplemente quería saber su opinión sobre como lo hizo Falete...
-Pues mira ahora que lo preguntas, me gustaron los saltos que hizo y las risas que me pegué con él.
-Oh, que coincidencia ¡yo opino lo mismo!

-Bueno, marinero, ¿me deja que le haga yo una pregunta?
-Adelante, le escucho.
-Su instituto fue el que se inundó el invierno pasado, ¿verdad?
-Sí, ¿por qué?
-No, es que me recuerda haberle visto salvando a un profesor por la televisión.
-Así que me vio, ¿no?
-Por supuesto, fue una acción de bastante valentía...
En ese momento el pirata se abalanzó sobre Ángel con el puñal en el cuello. Ángel que ya se lo veía venir, le hizo una llave de judo y lo dejó en el suelo tendido retorciéndose de dolor. El pirata maldijo a Ángel y cuando se recuperó le dijo que el puñal era de mentira y que él no era un pirata de verdad. Él trabajaba como personal de limpieza pero al encontrarse con un traje de pirata y estar la sala vacía quiso salir a hacer un rato el tonto. Ángel al escuchar todo esto, se disculpó y decidieron ir a ver un partido para conocerse mejor. Al volver del partido me contó que se habían hecho muy amigos y que se llamaba Manolo. Cada vez que Ángel y yo vamos al cine charlamos un rato con Manolo, que siempre está en la puerta de la sala, y nos cuenta que aún sigue dando sustos vestido con ese atuendo.