¿
Qué pasaría si...
... el
salami cortara?
Noelia
Vargas
Era un
salami muy chulo, su papel era rojo con nudos a los dos lados, el
código de barras brillante y su pegatina informativa con la marca y
la fecha de caducidad.
Un
día el salami se cansó de estar siempre en el mismo lugar y viendo
cómo se llevaban a sus compañeros al carro de la muerte. Aquel día
de verano los pájaros cantaban y la gente sudorosa no paraba de
manosearlo. Al cerrar el super, el salami se escapó de su
frigorífico-mostrador, se fue a las cajas registradoras: allí
había un cuchillo jamonero y un cúter azul y amarillo. Cogió el
cuchillo jamonero y volvió al frigorífico-mostrador hasta el día
siguiente. Abrieron el super a las 09.00 y empezó a entrar gente,
pero no duraron mucho. Cada vez que lo tocaban, el salami les cortaba
las dos manos. Estuvieron así una semana, hasta que la cajera
Rodolfa se dio cuenta. Entró por la noche al super y pilló al
salami dormido. Cogió un hacha y lo partió en dos, pero... seguía
vivo. Así que aplicó el plan B: lo cogió con unas tenazas y lo
llevó a la trituradora de residuos orgánicos. El pobre salami
murió y se convirtió en comida para perros.