Estrella
Romero Gallardo
JACINTA
Jacinta,
mi vecina, salió a barrer como todas las tardes.
Su pelo dorado también era rizado. Tenía la tez pálida. Sus ojos
eran negros. Su nariz era pequeña , pero sus labios aún más.
Llevaba un pantalón, una camiseta y su delantal azul. No era muy
alta. Llevaba sus zapatillas de mercadillo.
Era
ruidosa y desordenada.
No
me caía bien.
En
lo alto de la cuesta había un hombre con una capucha , se dirigió a
Jacinta. Escuché su conversación :
-Hola
- dijo el hombre - ¿Cómo estás?
-Hola,
al fin vienes – le contestó Jacinta – Pues bien, pero enfadada.
-¿Y
eso?
-Es
que hay mucho calentamiento global y la gente no se mentaliza.
-Suele
pasar. Por ejemplo, no hacen nada contra el maltrato animal.
-No
lo hacen contra la violencia de género, ¿lo van a hacer contra los
animales?
-Triste,
pero cierto.
En
un descuido, el hombre sacó un anillo de compromiso.
Qué
alegría, al fin se iba aquella mujer.