Zaira
Olmo ver el tutorial
El
estuche gracioso
Una
mañana, Pablo se despertó de un sueño profundo. Fue a desayunar y
cuando volvió vio que su mochila se movía. Pablo sentía miedo y a
la vez curiosidad. Con mucho cuidado y sin hacer ruido lo abrió, y
algo salió disparado hacia arriba ...¡era el estuche de Pablo!
El niño
se sentó en la cama y el estuche junto a él. De repente este le
dijo:
-
Hola, Pablo, me llamo Luis y me encanta contar chistes. ¿te sabes el
de las vacas?
Pablo muy
extrañado contestó:
- No
-
Oye, Pablo, ¿te gustan los toros?- le preguntó Luis.
- Sí,
mi abuelo fue torero.
-
Pues tienes el mismo gusto que las vacas. ¡¡Jajajaaa!!
A Pablo
le sentó muy mal el chiste, pero no dijo nada …
Al día
siguiente, después de haberse hecho amigo de su estuche Luis, Pablo
se despertó pero no lo vio, lo buscó por todos lados: el baño, el
salón, la cocina, los dormitorios, el jardín, … Estaba muy
cansado y se sentó en la puerta de su casa. De repente escuchó los
chistes de su amigo Luis, en la casa de la vecina. Se asomó y de
repente escuchó a su vecina acordándose de la familia de Luis.
Resultaba que éste la había insultado con uno de sus chistes.
El niño
salió corriendo y cogió a Luis.
Cuando
llegaron a caso, Pablo se enfadó mucho con su estuche. Pero al
final, acabaron riéndose. Desde entonces Pablo y Luis van todos los
días a casa de la vecina para gastarle alguna broma.